sábado, 8 de diciembre de 2018

Que se hable de la pelota y no de pelotudos

Este fin de semana tendremos en Madrid la final de la Copa Libertadores. Se supone que se trata de un partido de fútbol, pero hasta el momento el fútbol es lo que está pasando inadvertido. Es una pena, porque aunque haya opiniones que apuntan a que Boca y River estarían peleando por la salvación en la Liga, son los dos equipos más representativos de Argentina y probablemente de Sudamérica.


Lo que ocurrió en Buenos Aires habla del estado del fútbol argentino actual, en un estado de crispación máxima por los miembros de las famosas barras bravas. Mafias que lo controlan todo porque los mandatarios les apoyan y les permiten todo.

Esa gente utiliza el fútbol como excusa para ser violentos. Por desgracia y por lo que decía antes, con el beneplácito de los dirigentes. Una familia no puede ir a las canchas con tranquilidad, los niños directamente es mejor que no vayan, porque el ejemplo es deplorable.

Y todo lo que se habla es de ello. De violencia. De lo que puede ocurrir en Madrid. Aunque no pase nada se palpa la tensión. Porque lo que hace falta es educación. Una inexistente en esos ámbitos. Y eso da pena, porque daña la imagen del deporte.

Y da pena porque quiero ver el partido. No se si será como en la ida. Esperemos. Porque fue, como dicen los argentinos, muy lindo. Hubo buen juego y hubo goles.

Estoy deseando ver a jugadores, como Exequiel Palacios, que se comenta que está cerrado por el Real Madrid, o a Wilmar Barrios en el centro del campo de uno y otro equipo. Ver a Tévez, con una carrera considerable y que puede estar ante su última oportunidad de hacer algo de grandes dimesiones.  Ver a viejos conocidos como Enzo Pérez, Zuculini o Gago. Ver a Pavón que me parece un gran jugador.

Es una pena que todo quede oculto por unos pelotudos que deciden actuar como lo hacen. Porque este partido ya se debía jugar y no se pudo. Hemos tenido la suerte de acogerlo aun asumiendo sus peligros. Me preocupa la reacción del que gane, si no saben ganar, y sobre todo, del que pierda, porque será una humillación. Espero que cuando comience el encuentro, sólo se hable del verdadero protagonista, el balón. Y espero que cuando todo haya acabado, se hablé también sobre el balón. Porque es un deporte que nos divierte y enamora y no queremos que se siga manchando.

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