Al final tenemos una final española, Athletic y Atlético estarán el próximo 9 de mayo en Bucarest pintando de rojo y de blanco todo el estadio. Es una pena no poder de disfrutar de otra final hispana en la Champions, pero de todo hay que aprender.
El Atlético paso gracias a su gran partido de ida en el Calderón. En Mestalla aguantó durante toda la primera mitad y parte de la segunda las continuas llegadas del Valencia, que salió con ímpetu y ganas de remontar la eliminatoria. Pero la desgracia de una nueva lesión en la rodilla de Canales, el mejor de su equipo, el que le daba la imaginación y la alegría, dejó anonado a un conjunto. Un momento de duda acrecentado por un Adrián a un nivel estelar.
El Athletic, como ha acostumbrado en Europa y no tanto en la Liga, demostró ese sistema de juego atractivo que, implantado por Bielsa, ha hecho de la temporada de los leones como un rotundo éxito con las dos finales que está por disputar, asombrando al mundo con un fútbol de toque e intensidad. El Loco ha provocado un salto de calidad en jugadores como De Marcos, Muniain, Susaeta... Pero sobre todo, a acostumbrado a un señor delantero a un tipo de fútbol, que le vendrá genial a la selección en la Eurocopa, donde Fernando Llorente tiene que ser titular.
Al final, los sueños, se hicieron realidad, el Atlético vuelve a disputar el trofeo de campeón ya ganado hace dos años, y el Athletic, jugará su segunda final europea de su historia con una generación de futbolistas de un nivel que es posible que sea irrepetible. Enhorabuena a ambos y a llevar los colores rojiblancos con orgullo por el Viejo Continente.
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