Esta noche es el partido más importante de la Premier y todo los focos apuntan a una ciudad, Manchester. Un encuentro de máxima rivalidad, entre vecinos condenados a verse las caras, los mejores planteles de la competición.

En ese periodo, los seguidores del equipo azul celeste sentían los infiernos y miraban de reojo y con envidia al otro equipo grande de la ciudad, el United, el eterno rival que también paso por una época de sombras. Sombras hasta que llegó Ferguson a mediados de los 80 y cambió la historia, aunque los comienzos no fueron fáciles y estuvo al borde del precipicio.

Han pasado los años y en Manchester se ve con orgullo a los dos equipos más grandes de Inglaterra en estos instantes, con permiso de unos venidos a menos Arsenal y Liverpool o un experimentado Chelsea ante un fin de ciclo en el horizonte. Puede que el estilo de los equipos no sea el más bonito o el más brillante, o que a Mancini le lluevan críticas por su racanería en momentos puntuales de la temporada, pero están arriba.
Hoy a partir de las nueve - hora española -, el país británico se tornará para observar un derbi donde hay más que el orgullo en juego, la corona del campeón, una partida en la que todo puede quedar sentenciado o donde puede quedar todo por resolver en las siguientes y últimas dos jornadas. Por eso, el mundo se girará para ver la final de la Manchester Premier League.
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