Hace varios años el fútbol era el deporte rey, esa actividad que aglutinaba a miles y miles de aficionados en los estadios y que consumían con avidez y entusiasmo este espectáculo. Pero el fútbol ya no es el rey y ha perdido su corona en favor de las deudas y de las televisiones.
Los clubes españoles deben cantidades exorbitadas. Todo ello debido a que los gestores, en ocasiones los mismos que han llevado sus propias empresas a la bancarrota, han despilfarrado un dinero que no tenían, tienen y que tampoco tendrán. Si fuéramos un país serio, estos señores estarían en alguna prisión hipotecando los barrotes.
Pero el mayor defecto de la supuesta mejor liga del mundo es el poder de las televisiones, que cómo si se tratara del Imperio Romano en la época de Julio César llegó, arrasó y hace lo que le venga en gana, que para eso pagan. Las televisiones son las dueñas ahora de una liga descabezada, descabezada porque arriba hay un hombre sin cabeza -Astiazarán- como caramelo por haber llevado a los infiernos a la Real Sociedad. Y cuál Quijote tiene en Javier Tebas a su fiel escudero, su Sancho Panza particular.
Y como nadie da un golpe ni da ni golpe en el 'País de las Maravillas' que es la Liga de Fútbol Profesional, hay un señor que los gobierna a su antojo desde fuera, el que pone los horarios como si de una partida de dados se tratara. Los horarios parecen hechos aleatoriamente, ahora a las cuatro, ahora no hay a las ocho... El colmo es el partido entre el Sevilla y el Levante, situado a las 22.30, empezando un sábado y acabando en domingo, todo por ver las ruedas de prensa de Karanka -sí, Karanka- y Guardiola.
El fútbol era del aficionado y siempre nos quedará en el recuerdo. Hace tiempo que ya no lo es, en el último en quien se piensa es en el seguidor incondicional, que sigue pagando, si puede permitírselo , por ir al estadio, aunque lo de las entradas y su precio es otro tema que colaboran en el esperpento liguero. Sin embargo, lo que importa, ya no es el deporte, sino hacer caja. Y es que, el fútbol ya no es de los aficionados.
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